Discriminación y Bullying LGTBIQFóbico

Me persiguen por pare(SER) diferente…

En los diferentes contextos se desarrollan y se expresan de una u otra manera las variadas modalidades de lgtbiqfobia. Absolutamente todos y todas hemos estado socializados en esta, pero es deber de cada quien, deshacerse de estos prejuicios que pueden llegar a causar tanto daño.

El Bullying, hace referencia al acoso o intimidación de manera reiterada por parte del grupo de iguales, donde nos encontramos con tres roles: Agresor – Víctima – Observador. En referencia al bullying que de alguna manera puede estar motivado por los pensamientos, emociones y conductas de LGTBIQFobia:

Algunas personas como los niños, niñas y jóvenes se pueden llegar a ver inmersos en situaciones donde tienen que soportar los insultos, la discriminación y en el peor de los casos las agresiones físicas que pueden llegar a convertirse en bullying o intimidación. Lo más preocupante, es que algunas veces sucede sutilmente o puede pasar desapercibido, ya que las figuras de autoridad y el grupo de iguales como observadores miran hacia otro lado, porque pueden estar de acuerdo con planteamientos relacionados con la lgtbiqfobia, por el temor a ser señalados o reconocidos como no-heterosexuales; por el simple hecho de defender a las víctimas o bien, catalogarlo como una simple broma y propio de la edad. Además, la misma persona que es objeto del acoso puede presentar miedo, culpa y vergüenza por lo que le sucede y hasta por su orientación o identidad no-heterosexual.

«No hace falta ser una Persona LGTBIQ + , para defender la causa» pues, se trata de Derechos Humanos.

Existen otras maneras de discriminar, como lo son los planteamientos curriculares, las actividades, las ideologías y la dinamización del proceso educativo que no da cabida y da por hecho que todos somos heterosexuales y cis. Es aquí, donde aquellas personas que están fuera de la heteronorma se convierten en seres invisibles y han de espabilarse como puedan para emprender la búsqueda de su identidad sexual y de género a escondidas y con poca o inexistente ayuda o referentes adecuados. Con esto, no se quiere decir que la responsabilidad del desarrollo integral sólo recaiga en la educación, sino que también en la familia, que en algunos casos, persigue, niega y discrimina y los silencia por protegerlos, por vergüenza o culpa.

Por otra parte, también hay otras dos formas de discriminación: expresar abiertamente la disconformidad y hacer como si no estuviese sucediendo nada. La segunda, es la que causa más daño, ya que no se habla del tema, se evade y viene a decir indirectamente «no te acepto». Se trata, de un silencio que causa una herida, un silencio que puede ser devastador.

Afortunadamente, algunas personas poseen unas actitudes que les pueden llegar a permitir aceptarse como son y así poder salir adelante; me refiero a la resiliencia, que se entiende como la capacidad de sobreponerse a situaciones difíciles con una fuerza interior extraordinaria y organizaciones con profesionales sensibles a esta realidad y dispuestos a ayudar. Así, como la sociedad que se muestra cada vez más, más abierta y respetuosa a la diversidad, aunque según que sectores se resisten e invisibilizan la diversidad con argumentos desfasados y cierto victimismo.

No podemos convencer a nadie, ni imponer sobre lo que pensamos, pero es que la diversidad sexual y de género no es una ideología, es una realidad. Modificar lo que piensan y hacen los demás es complicado, pero lo que podemos cambiar es nuestra reacción ante ello. Muchas veces la ignorancia y el miedo llevan al odio, lo que es recomendable es informar, crear conciencia y cultura: sobre la existencia de las diferentes orientaciones e identidades tan válidas y respetables como la nuestra.

«Ser neutral en situaciones de discriminación, nos convierte en el agresor»

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